Una crónica sin rodeos ni tapujos sobre la adicción. Nos sumerge en el ciclo interminable que enfrenta un treintañero, en el que toda ayuda parece insuficiente y las recaídas son prácticamente inevitables. Es el mundo de la autodestrucción y la vergüenza, donde el valor de buscar ayuda se enfrenta a muros construidos a base de decepciones. ¿Cómo encontrar la motivación y los recursos para reconstruirse desde cero? ¿Cómo cambiar si no hay nada por lo que hacerlo? Pero incluso en el fondo más oscuro, puede surgir la amistad. de forma inesperada y sin querer nada a cambio, pueden aparecer personas que no dan la espalda, que se involucran en el proceso, a sabiendas de que habrá recaídas. Me encantó la narrativa en primera persona y los cambios de estilo, especialmente aquellos que me transportaban directamente a los pensamientos inconexos y borrosos del protagonista. Una lectura distinta e interesante. |