En Vigo ha aparecido muerta una pareja de ancianos. Han sido salvajemente asesinados. Y no serán los únicos. El inspector de la policía criminal de Vigo, Mateo y su equipo, serán los encargados de investigar los crímenes. Sin duda, una investigación complicadísima que les llevará por unos terrenos que jamás hubiesen pensado pisar, los de la maldad más absoluta.

No voy a contar nada más del argumento del libro. Podría contar mucho; de hecho, me voy a quedar con muchas ganas de comentar aspectos y escenas concretas que se han quedado grabadas en mi mente. Pero no voy a hacerlo, no quiero destripar la novela, ni siquiera dar la más mínima pista de su contenido. Es mejor que os acerquéis a ella sin saber ni de qué va. Basta con que sepáis que es novela negra, muy negra, y muy bestia.

Muy bestia, sí. Hay algunas escenas realmente duras. A ello contribuye el buen hacer del autor que sabe dibujarlas muy bien y hace que el lector las vea en su mente como si de una película se tratara. Y lo que se ve, creedme, no es nada agradable. Y sin embargo, cuando se va avanzando en la lectura, cuando te has acostumbrado a las citadas escenas y vas viendo algo de luz…. Ahí todo cambia. al menos, ha cambiado para mí. Porque cuando lo he entendido todo, no voy a decir que lo justifique pero, ay, sí que puedo entender los crímenes. Es de esos casos en los que no quieres pero no puedes evitar ponerte un poquito del lado del malo. Y ya no digo más.

El equipo investigador me ha parecido muy bueno. Tanto que me gustaría encontrármelo en más ocasiones (ahora que están tan de moda las series policíacas, las trilogías y demás, espero que Pedro quiera convertir “Un fuego azul” en la primera de muchas novelas…). Forman el equipo investigador el que lo dirige: Mateo, que va a estar tremendamente implicado en el caso, como quien dice, llevándoselo a casa. Tendremos también al experto en informática “Batman” y a la pareja formada por Santos y Laguardia. El que más protagonismo tiene es Mateo, sin duda, pero los otros funcionan muy bien a su vera, compenetrándose a la perfección.

El libro se estructura en tres partes que el autor denomina "recintos", cada uno de ellas dividida en capítulos de corta extensión, más dos epílogos. A la hora de narrar, se alternan dos narradores: uno omnisciente que nos cuenta la parte de las víctimas y dos en primera persona: Mateo y otra persona de la que no os voy a hablar. Las partes que nos cuenta esa persona nos sirven para adelantarnos a la investigación policial; a partir de ahí sabremos más que Mateo y su equipo, iremos por delante de ellos y nos iremos dando cuenta de sus aciertos y desaciertos.


“Un fuego azul” es una novela negra escrita a ritmo de thriller. Son más de quinientas páginas y, sin embargo, se hace corta. Las páginas vuelan entre las manos, el ritmo narrativo es muy rápido, la tensión no decae en ningún momento, lo mismo que el interés. al contrario, van a más: ritmo, tensión narrativa e interés se van acrecentando a medida que avanza la historia. Llega un momento en el que ya es imposible parar de leer. La lectura, además, resulta muy ágil y fluida y no ofrece la más mínima complicación. Es de esos libros que, como suelo decir, se leen solos.

Conclusión final

Dejadme en esta ocasión no contar nada más. No os hace falta saber de qué va el libro. Os basta con saber que es novela negra, que es thriller, que es muy bestia, que es sorprendente y que no podréis parar de leer. Está claro que os la recomiendo y no dudo que estará entre mis mejores lecturas del año.
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