Todo ese fuego de Ángeles Caso
Los pequeños ruídos domésticos a los que nadie da importancia hasta que desaparecen, hasta que se desvanecen en el tiempo, por que quien los producía, esa persona que sacudía las alfombras, recolocaba los platos en sus estantes, subía corriendo las escaleras o le silbaba al perro para darle de comer, ya no está. Entonces es cuando nos arrasa el silencio y percibimos la ausencia más dolorosa en cada uno de los sonidos vulgares que no vibrsn en el aire, que jamás volveran a vibrar en el aire de este mundo.
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