Miradas azucaradas de Zelá Brambillé
Es bueno tener el corazón roto, ¿sabes? —dice con la boca llena—. En medio de la tristeza es cuando nos conocemos, es cuando podemos indagar y descubrirnos; es fácil vivir felices, pero no tristes, porque es duro enfrentarnos a nuestro verdadero yo. La soledad y la tristeza nos hacen valorar lo que perdimos o lo que queremos, lo que nos importa. Sin corazones rotos no podríamos valorar la felicidad y plenitud que se siente cuando se tiene un corazón entero, y ¿qué sentido tendría entonces?
|