Macbeth de William Shakespeare
¡No verá nunca el sol de mañana! Mi señor, tu rostro es como un libro en que se puede leer cosas extrañas. Para engañar al mundo, tienes que ser como él: lleva la bienvenida en los ojos, las manos y la lengua; preséntate como flor de inocencia, pero sé la serpiente que hay debajo. Cuidemos del que viene. Y tú deja en mis manos el gran negocio de esta noche, que a todas nuestras noches y días venideros va a darnos el poder absoluto que ansiamos. |