El nadador en el mar secreto de William Kotzwinkle
Llegó la contracción y él volvió a levantarla, con el rostro pegado al suyo. La frente arrugada y los ojos apretados conformaban un rostro con el que jamás había soñado, Perdida toda su belleza, la mujer parecía una criatura asexuada que luchaba con todas sus fuerzas, alumbrando con gran esfuerzo el principio del mundo.
|