Nuestra Señora de París de Victor Hugo
Bautizó a su hijo adoptivo y llamóle Quasimodo, ya porque quisiese señalar así el día en que le había hallado, o ya para caracterizar con aquel nombre hasta qué punto era la pobre criatura incompleta y apenas bosquejada. En efecto, Quasimodo, tuerto, jorobado y patizambo no era más que un cuasi
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