Nuestra Señora de París de Victor Hugo
me bastaba con abrir un libro para que todos los vapores impuros de mi cerebro se desvanecieran ante el esplendor de la ciencia.
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Nuestra Señora de París de Victor Hugo
me bastaba con abrir un libro para que todos los vapores impuros de mi cerebro se desvanecieran ante el esplendor de la ciencia.
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