Nada es verdad de Veronica Raimo
Soy la única mujer de mi familia –tanto materna como paterna– que no tiene pechos. A pesar de ello, o quizá precisamente por ello, según ese sólido principio de novatada doméstica que mantiene gloriosamente vivas las jerarquías familiares, recibía puntualmente por mi cumpleaños un sujetador como regalo.
|