En busca de mi elegía: Poesía 1960-2010 de Ursula K. Le Guin
Pero lo cierto es que nunca pedí conocer a un dios, y mucho menos hacer el amor con uno. ¿Por qué pensó que yo quería? Y cuando le dije que no, ¿cuál fue mi agravio? No puede ser difícil encontrar a una muchacha boquiabierta dispuesta a amar a un gran dios rubio de ojos garzos. Eso dijo. Dijo: «Sois todas iguales». Nos ha visto a todas; lo sabe. Así que ¿por qué yo? |