Elogio de lo cotidiano de Tzvetan Todorov
La diferencia entre la pintura holandesa y la pintura italiana (como la entendía Miguel Ángel) no está en que en la segunda reine la belleza, y en la primera el bien y la verdad. Steen y De Hooch aspiran tanto como Miguel Ángel a la solidaridad de estas grandes categorías. No pintan como lo hacen para agradar a los predicadores, ni porque se limiten a representar lo que ven. Los impulsa su idea de la belleza, que es un conocimiento y una moral a la vez. La diferencia está en que el pintor holandés no necesariamente encuentra la belleza en un repertorio establecido de formas, sino que puede decidir por sí mismo mostrar la belleza de un gesto que nadie había magnificado hasta entonces: de un hombre que mira por la ventana o una niña que nos mira con ojos cansados.
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