La montaña mágica de Thomas Mann
Qué era, pues, la vida. Es el ser de lo que, en realidad, no puede ser, lo que oscila entre un dulce y doloroso vaivén sobre el límite del ser en ese proceso continuo y febril de la descomposición y de la renovación. No era ni siquiera materia y no era espíritu. Era una veleidad secreta y sensual en el frío casto del universo, una impureza íntimamente voluptuosa de nutrición y de excreción, un soplo excretor de ácido carbónico y de sustancias nocivas de procedencia y de naturaleza desconocidas.
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