La montaña mágica de Thomas Mann
Un alma sin cuerpo es tan inhumana y atroz como un cuerpo sin alma, por otra parte, lo primero es una rara excepción y lo segundo es lo corriente. Por regla general es el cuerpo lo que domina, lo que acapara toda la vida, toda la importancia y se emancipa del modo más repugnante. Un hombre que vive enfermo no es más que un cuerpo, en esto está lo antihumano y lo humillante -en la mayoría de los casos no vale mucho más que un cadáver.
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