La montaña mágica de Thomas Mann
No hay que suprimir a los humanistas su función de educadores... no se les puede arrebatar, pues son los únicos depositarios de una tradición: la de la dignidad y la de la belleza humanas. Los humanistas reemplazaron, en otras épocas, a los sacerdotes que, en tiempos turbios y antihumanos pudieron arrogarse la dirección de la juventud. Desde entonces, señores, no se ha formado, a la verdad, ningún nuevo tipo de educador.
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