Tess de los d'Urberville de Thomas Hardy
Yo no sé nada de fantasmas, pero lo que sí sé es que nuestras almas pueden abandonar los cuerpos en vida. [...] Ya lo creo. ¡Como que es muy fácil sentir cómo sale, el alma! —continuó Tess—. No hay más que tenderse por la noche en el campo y mirar fijamente a cualquier lucero, y si lo hace usted así un ratito notará que su alma está a cientos y cientos de miles de leguas de su cuerpo y le parecerá como si éste no le hiciera la menor falta.
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