El juez Aurelio de Teresa Uriarte Cantolla
“Aurelio se arrepentía de haber vivido tan sólo, de no haberse esforzado en su relación con los demás. Ahora, a los sesenta años, ya no había vuelta atrás. Toda su vida había sido un tímido, hijo de una madre echada para adelante, que le trazó con determinación la raya del pelo, clavándole las púas del peine, hasta que cumplió los diecisiete años”
|