AGATHA EN EL ORIENT EXPRESS de Teresa Ortiz-Tagle
—Qué raro —dijo Polrot, empujando una vez más con su hombro el vehículo. —¿Qué es raro? —Todo. Nada. Es solo una impresión, como si esa invitación escondiese algo más de lo que parece. Agatha releyó la misiva, que le había sido entregada en mano por el botones de su hotel en Bagdad. —Pues yo la veo de lo más inocente, Héracles. He asistido a varios encuentros de este tipo y suelen ser muy entretenidos. Siempre hay algún autor que quiere hacerse notar pero…
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