El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes de Tatiana Tibuleac
Le pregunté por qué había llevado todos esos años aquella estúpida cola de sirena y por qué no se había cortado el pelo como ahora. Mi madre habló una hora. Resumiendo, su respuesta fue que una decisión estúpida es producto de otra decisión estúpida. Una chaqueta fea y barata atrae más ropa fea y barata. Un sopapo perdonado acarreará un puñetazo y una mentira admitida se transformará en un cementerio de verdades. Su cola de sirena -que, por lo demás, sabía que disgustaba a todo el mundo- era el remate de su vida triste y sin sentido. Sin embargo, si hubiera cambiado solo eso, el resto hubiera resultado más evidente aún.
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