Música acuática de T. C. Boyle
Las cosas marchaban demasiado bien. Y lo mejor era esquivar esa idea, eludirla, huir de ella, porque cuando las cosas marchan demasiado bien es cuando el Eterno Poder Absoluto se abate sobre nosotros con la fuerza de doce huracanes hasta dejarnos sepultados debajo de media tonelada de escombros.
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