La bruja que no quería una escoba de Susanna Isern
En el remoto bosque olvidado, en la cabaña construida en las ramas del fantasmagórico árbol, la bruja Petra de los Tornados removía el contenido de su gran caldero. Por la chimenea salía uno de color carbón, añil, azufre y carmín. Petra trabajaba sin descanso en una poción mágica que sería la envidia de todas las brujas. |