Crepúsculo de Stephenie Meyer
-Entonces, ¿deque tienes miedo?- murmuró mirándome con atención. Pero no pude contestarle. Olí su gélida respiración en mi cara como solo lo había echo una vez. Me derretía ante ese aroma dulce y delicioso. De forma instintiva y sin pensar, me incliné más para aspirarlo. Entonces Edward desapareció. |