It de Stephen King
A todos se nos ha enseñado, desde la más temprana infancia, que eso hacen los monstruos cuando nos sorprenden en lo profundo del bosque: comernos. Es, quizá, lo peor que podemos concebir. Pero en realidad es la fe lo que alimenta a los monstruos, ¿no? Me veo llevado irresistiblemente a esta conclusión: el alimento puede ser vida, pero la fuente del poder es la fe, no la comida. ¿Y quién es más capaz de un acto de fe absoluta que un niño?
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