Misery de Stephen King
Cuando empiezo un libro siempre pienso que sé cómo irán las cosas, pero nunca he visto un final que fuera exactamente lo que había planeado. Tampoco es tan extraño, si lo piensas bien. Escribir una novela es un poco como disparar un misil intercontinental… solo que viajando a través del tiempo, no del espacio: el tiempo-libro que los personajes pasan viviendo en la trama argumental y el tiempo real que el novelista pasa redactándolo. Hacer que una novela acabe exactamente como tú habías pensado cuando la empezaste sería como lanzar un misil Titan hacia el otro extremo del mundo y hacer que la carga explosiva se cuele por un aro de baloncesto. Leído puede sonar bien, y hay quienes hacen cosas así y te dirán que es pan comido (y encima lo dirán muy serios), pero las probabilidades de que eso ocurra son mínimas.
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