El misterio de Salem's Lot de Stephen King
Si a un miedo no se le puede dar forma, no se le puede vencer. Y los miedos que se agazapan en los pequeños cerebros son demasiado grandes para pasar por la boca. Tarde o temprano, uno encontraba alguien con quien pasar por delante de todas las casas abandonadas por las cuales tenía que pasar entre la infancia sonriente y la senilidad gruñona. Hasta esa noche. Hasta esa noche en que uno se encontraba con que ninguno de los antiguos miedos infantiles había sido superado; todos esperaban acurrucados en sus diminutos ataúdes de niño, con una rosa silvestre sobre la tapa.
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