Cementerio de animales de Stephen King
Seguía sintiendo aquel sosiego, extraño, dado las circunstancias, pero real. Parecía dimanar de todas partes. Lo percibía incluso en la fatiga de acarrear en una mano a Church y en la otra, la pala. Lo percibía en el viento helado que le insensibilizaba las partes de su cuerpo que estaban al descubierto. Y en los mismos arboles. Y en la luz oscilante de la linterna de Jud, Louis sentía la presencia indiscutible, omnímoda y magnética de un misterio. Un misterio tenebroso.
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