Un beso en París de Stephanie Perkins
Fiel a su palabra, Rashmi paga mi entrada. Aprovecho la oportunidad para sacar un papel y un boli que había escondido en mi chaqueta con esta finalidad. Mer es la siguiente en la cola y transcribo fonéticamente lo que dice. St. Clair se apoya en mi hombro y me dice: —Lo has escrito mal. Levanto la cabeza avergonzada, pero él sonríe. Dejo caer mi cabeza para que el pelo escude mis mejillas, que se han sonrojado por su sonrisa más que por otra cosa. |