Termino de leer este libro la tarde fría del 23 de noviembre. Me ha parecido, en algunos momentos, un libro durísimo. De una autocrítica genuina, sincera, veraz. En efecto, un libro que goza de una honestidad desgarradora; sin embargo, encuentro en esa frialdad, en esa decencia de la autora consigo misma, en esa consecuencia, en ese desagarro desde dentro, una joya, un lugar común, un lugar favorito. Me identifico con muchos de los pensamientos que se expresan aquí. Me duelen igual, los siento con el mismo dolor, me conduelo, los percibo de alguna forma muy míos. Pienso, finalmente, que me hubiese gustado escribir algunos de los textos y apartados que hay en este libro. |