Plañido de Sofía Guardiola Villaverde
Estaba enfadada, resentida. No lloraba, simplemente sentía el ardor del abandono dentro de mí, me rebelaba contra él en silencio, me mordía la lengua cada vez que alguna de aquellas personas volvía y me envenenaba con lo que de ella salía. (...) Me sentía (...) con ganas de cortar todos mis lazos con los habitantes de la ciudad, como si ello fuera a evitarme el dolor de su partida y la tensión de mis músculos causada por tanta ira acumulada.
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