Nadie puede volar de Simonetta Agnello Hornby
Si me hubiese quedado en casa por temor a ser estigmatizado socialmente, nunca habría encontrado lo que a mí me gusta llamar ben-igma, su opuesto, ese sentimiento casi universal de nuestra especie que nos impele a ayudar a los que son menos afortunados, como una empatía que va más allá de todo interés personal.
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