Cadeaux de Noël de Sidonie-Gabrielle Colette
Al olor de las agujas de abeto, ligeramente mordidas por la llama de la cera, ¿qué corazón anciano no se conmueve? Pero ya no nos atrevemos, pasada la edad de las grandes alegrías, a llorar sin pena, a celebrar con lágrimas una felicidad confusa que resucita... Es una gran privación no desbordar en lágrimas.
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