Cadeaux de Noël de Sidonie-Gabrielle Colette
Mi pequeño país librepensador suprimía, en la medida de lo posible, una celebración milenaria, que es la de todos los niños. Mi madre, mi muy querida “Sido” atea, no iba a la misa de medianoche, lugar de reunión, como los domingos, de familias bienpensantes y de algunos señores que iban allí en landós cerrados.
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