Claudine en París de Sidonie-Gabrielle Colette
¡Oh, ya lo sé! ¡No es el Asti, no es la pimienta de los cangrejos, es la mirada de esos ojos que a la luz de las arañas resultan casi negros los que han embriagado a esta niña!
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Claudine en París de Sidonie-Gabrielle Colette
¡Oh, ya lo sé! ¡No es el Asti, no es la pimienta de los cangrejos, es la mirada de esos ojos que a la luz de las arañas resultan casi negros los que han embriagado a esta niña!
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