El juego de la noche de Sherrilyn Kenyon
—Mi vida no ha sido fácil, Bride —le contestó en voz baja mientras le daba la vuelta a la loncha de beicon que tenía en la sartén. Se giró para mirarla—. Jamás he tenido nada que no me haya costado sangre, sudor y lágrimas. Salvo tú.
|