Asesino de brujas: Los hijos del Rey de Shelby Mahurin
Me quedé allí sentada, con la cabeza gacha, durante varios largos minutos. Lo suficiente para que mis lágrimas se congelaran en mis mejillas. Lo suficiente para que los dedos dejaran de temblarme. Lo suficiente para que la venta de mi alma se cerrara lenta y silenciosamente. ¿Estaba esperando alguna señal? Lo ignoraba. De cualquiera forma, la única respuesta que recibí fue el silencio.
|