Asiento 7A de Sebastian Fitzek
El miedo, le gustaba decir a Mats a sus pacientes, era como una boa constrictor que tienes como si fuera un animal de compañía. Te crees que ya has domesticado al animal salvaje y que te lo puedes colgar del cuello sin pensártelo, pero una y otra vez, sin ningún aviso previo, la serpiente aprieta de repente, se te enreda alrededor del tórax, corta la respiración, eleva terriblemente las pulsaciones
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