La Casa De Los Veinte Mil Libros. de Sasha Abramsky
«¿Quién tiene derecho a escribir sus recuerdos?», preguntaba a sus lectores el escritor exiliado. Y respondía: «Todo el mundo. Porque nadie está obligado a leerlos. Para escribir los propios recuerdos no es necesario en absoluto un gran hombre, ni un famoso criminal, ni un célebre artista ni un hombre de estado; es suficiente con ser simplemente un ser humano, tener algo que contar, y no sólo desear contarlo sino tener al menos un poco de habilidad para ello». Pág. 20 |