La Casa De Los Veinte Mil Libros. de Sasha Abramsky
No hay sonido en la tierra como el de un hombre callado, un hombre digno, que se rompe en un dolor primario. Nada es comparable: ni unas uñas arañando una pizarra, ni el rechinar de un torno dental atravesando el esmalte- Nada. Es el aullido del terror absoluto, un incisivo agujero negro de ruido que lo absorbe todo. Te arrastra al abismo: inusitado, insólito, no admite discrepancia. Esto, dice el sonido, es eterno. Pág. 13 |