El ático de la Quinta Avenida de Sarah Morgan
–No eres muy reservada, ¿verdad? –No. No soy lo que se podría llamar un «misterio». Soy un libro abierto, aunque Jake dice que soy más bien un audiolibro porque suelto por la boca todo lo que se me pasa por la cabeza. La descripción le hizo sonreír.
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