Casa de Llama y Sombra. Ciudad Medialuna III de Sarah J. Maas
— Todos estaremos aquí cuando estés lista. Al fondo, en una colina distante, había siete figuras. Bryce las reconoció por su forma, las reconoció por sus alturas y por el brillo que las rodeaba. Reconoció a Connor, que estaba muy erguido en la parte de atrás. Y al frente, con la mano levantada... Bryce empezó a llorar, y era pura felicidad y amor lo que brotó de ella cuando levantó la mano para saludar a Danika. Danika, aquí, con todos. A salvo y querida. Escuchó las palabras que arrastró el viento, que se transportaban desde el alma de su amiga hasta la suya. «A brillar, Bryce». Y Bryce estaba riendo, riendo y llorando, y gritó en respuesta a través de la planicie y las colinas verdes: «¡ A brillar, Danika!». Una risa lobuna fluyó hacia ella. Y luego vio una chispa de luz junto al hombro de Danika y reconoció ese fuego... Le mandó un beso a Lehabah. A través de sus lágrimas, volvió amirar a Jesiba. |