Una corte de niebla y furia de Sarah J. Maas
Pero... decidiste pelear por los míos. Por Velaris. —Me besó el cuello- No te merezco. Se me encogió el corazón. Porque él lo decía en serio..., se sentía así. Volví a acariciarle el pelo. Mis palabras parecieron ser los únicos sonidos en la ciudad oscura, silenciosa, cuando dije: -Nos merecemos el uno al otro. Y merecemos la felicidad. |