Reino de Cenizas de Sarah J. Maas
—La batalla no será linda —dijo mientras Evangeline bebía un sorbo de su leche—. Y probablemente vuelvas a vomitar. Pero sólo recuerda que este miedo que sientes significa que tienes algo por lo cual vale la pena luchar, algo que te importa tanto que perderlo es lo peor que puedes imaginar —apuntó a la ventana escarchada—. ¿Esos bastardos en la planicie? Ellos no tienen nada de eso —puso su mano sobre la de ella y apretó con suavidad—. Ellos no tienen nada por qué pelear. Y aunque tal vez nosotros no seamos tantos como ellos, nosotros sí tenemos algo que vale la pena defender. Y por eso podemos vencer nuestro miedo. Podemos pelear contra ellos, hasta el fin. Por nuestros amigos, por nuestra familia… —le apretó la mano nuevamente—. Por quienes amamos —se atrevió a levantar la vista hacia Lysandra, en cuyos ojos había un asomo de esperanza—. Por aquellos que amamos, podemos superar ese miedo. Recuerda eso mañana. Aunque vomites, aunque pases toda la noche en el baño. Recuerda que tenemos algo por lo cual pelear, y eso siempre triunfará.
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