Reina de sombras de Sarah J. Maas
—¿Cómo es? —preguntó Manon en voz baja—. Amar. —Era como morir un poco todos los días. Era como estar viva también. Una dicha tan completa que era dolor. Me destruía y me deshacía y me volvía a formar. Lo odiaba, porque sabía que no podía escaparme, y sabía que me cambiaría por siempre. Y esa cría… también la amaba. La amaba de una manera que no puedo describir, aparte de decirte que fue lo más poderoso que jamás he sentido, más que la rabia, más que la lujuria, más que la magia |