HUIDA DESESPERADA de Sabina Rogado
Zoe tuvo que ser fuerte, su corazón languidecía de pena y su deber pasaba por recomponerse. El hombre que parecía afligido era el mismo que le arrebató sus sueños de un plumazo, el mismo que la terminó tratando como a una vulgar dama de compañía, y el mismo que la tenía en el lugar que deseaba.
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