Rubén Darío: La vida errante de Rocío Oviedo Pérez de Tudela
Rey de los hidalgos, señor de los tristes, Que de fuerza alientas y de ensueños vistes, Coronado de áureo yelmo de ilusión; Que nadie ha podido vencer todavía, Por la adarga al brazo, toda fantasía, Y lanza en ristre, toda corazón. |