Aprendiz de asesino de Robin Hobb
Todo parecía normal y rutinario, y se apoderó de mí un anhelo tan intenso que me sorprendió. Quería recuperar aquello, el cálido olor de los caballos, los perros y la paja, las tareas sencillas, bien hechas, y el reparador sueño que traía consigo el cansancio de todo un día de trabajo. Extrañaba todo aquello, pero el sentimiento de inutilidad que me embargaba me hacía predecir que aun en eso fracasaría.
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