En defensa de los ociosos de Robert Louis Stevenson
[…] y mientras otros contemplan el este y el oeste, el demonio y el amanecer, él [el ocioso] se contentará con ver una especie de mañana sobre todas las cosas sublunares, con un ejército de sombras que, raudas, se extienden por todas las dimensiones hacia la luz diurna de la Eternidad. Pág. 25 |