Viajes con una burra de Robert Louis Stevenson
Aquellas dos niñas eran un par de insolentes guarras maliciosas, sin otro pensamiento que el de hacer daño. Una me sacó la lengua, la otra me dijo que siguiera a las vacas; y las dos reían tontamente y se daban con el codo. La Bestia de Gevaudan se comió cerca de un centenar de niños en la región; yo empecé a cobrarle simpatía.
|