God of Malice de Rina Kent
Killian saca un cigarrillo, se lo pone entre los labios y busca su mechero. Arrugo la nariz. —¿No dijiste que lo dejarías si mantenía tus manos y tus labios ocupados? Espero a que se ría de mí, pero se limita a tirar el cigarro por la ventana y me tiende la mano. —Mano. Trago saliva y se la doy. Curva los labios en una sonrisilla de suficiencia. —Ahora los labios. —Al ver que dudo, me mira y añade—: Anoche, cuando me besaste, no eras tan tímida. —Uf, cállate. —Le doy un beso en los labios y odio lo mucho que lo disfruto. Odio lo mucho que me gusta el tacto de sus labios, su forma de abrirse, succionar y mordisquearme. Odio darme cuenta de que no había disfrutado de un beso hasta ahora. |