La montaña en el mar de Ray Nayler
La superficie del agua era como una membrana. Sobre ella, nuestro mundo de aire y luz del sol. Al otro lado y bajo el agua, otro planeta. El mundo en el que habitaban sus cefalópodos, y el resto de las criaturas alienígenas del mar, con una forma adaptada a un modo de vida y un destino muy diferentes a los de los que habitan en tierra o en el aire, tanto como si se encontrasen en otro planeta.
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