Tercer cuento que leo de este autor, con el mismo estilo que los dos anteriores aunque creo que de menos páginas. Esta vez nos habla de una pulga que no está contenta en la cola de un perro porque ella quiere conocer mundo. Me ha parecido más corto que los demás pero también más gracioso. Que el nombre del perro fuera Firulais, que el barco de papel aguantara tanto y que acabara donde acabó con esa última frase: “Que todos somos pulgas en un perro con forma de esfera”. |